Ante todo, debemos ser honestos.

honestidad

Está claro, que estamos viviendo tiempos difíciles y de ciertas incertidumbres, en los que muchos son tentados a ejecutar malas prácticas, en favor de su beneficio económico, pero ante todo, debemos ser honestos.

Todos los que trabajamos ofreciendo nuestros servicios de forma externalizada, sea cual sea el tipo de servicio, nos solemos encontrar con la situación, en la que percibimos que nuestros servicios, ya no están aportando nada realmente positivo o que están por debajo de nuestras expectativas. Es en ese momento, dónde nuestros valores deben aflorar y ser lo suficientemente honestos, para poner en conocimiento a nuestro cliente, de esta percepción.

Debemos afrontar esta situación, con total normalidad, puesto que antes o después, siempre habrá un punto final a nuestros trabajos. Alargar el final, sabiendo que no vamos a aportar nada más beneficioso, es una mala praxis y no va a decir nada bueno de nosotros. Puede que pensando que el cliente no va a darse cuenta, algunos quieran probar suerte, pero si pretendemos perdurar como profesionales, esta manera de actuar nunca te lleva a un buen lugar.

Ésto es más acusado, en el ofrecimiento de servicios en los que no se ha podido determinar con exactitud, una fecha de finalización, como por ejemplo, un servicio de consultoría, de asesoría, una gestión de reorientación o gerencia de una industria, en aras de mejorar su situación. Es quizás en éste último caso, dónde más se da el caso de la no finalización del servicio, que supuestamente tiene como objetivo reflotar una empresa con problemas o simplemente que desee mejorar sus resultados, en lugar de empeorarlos, si no se actúa correctamente.

Los que me conocen, saben que siempre predico una frase que me dejó muy clara mi tan estimado abuelo paterno y que siempre he tenido como regla a cumplir. Él me dijo: «es mil veces preferible perder un trabajo por un cliente, que un cliente por un trabajo», algo que se me quedó grabado muy adentro y que siempre he seguido a pies juntillas.

Como comentaba, en los servicios prestados, dónde difícilmente puede determinarse de antemano, una fecha de finalización, un punto final o una meta superada, queda a cargo y responsabilidad del profesional, saber cuando debe retirarse, porque su trabajo ha llegado a su final.