Dirección de equipos de trabajo

A principios del S-XX, se creyó que, lo más importante en la industria era la producción de calidad. Posteriormente se fue decantando a primar la cantidad, más que la calidad, para centrarse, posteriormente, casi exclusivamente en la parte económica de la empresa.

Fue ya en los años 80, cuando se creyó mucho más conveniente, la organización. Es entonces cuando se dio especialmente valor a la dirección de equipos de trabajo. Se demostró que, esta era crucial en una empresa. Quien se encargue de ello, es el responsable de que las personas que forman el equipo que esté a su cargo, actúen y se coordinen para, entre todos, alcanzar los objetivos propuestos. Pero además, el director de equipo es la persona que intenta conseguir los objetivos que se le han marcado, con los recursos que se le asignan, procurando conseguir la felicidad de las personas a su cargo.

Para poder cumplir todo esto, el director del equipo humano debe realizar las siguientes funciones:

Planificar. Debe saber dónde va la empresa y poder fijar los objetivos a alcanzar. Es decir, debe vivir en el futuro, anticiparse a él.

Organizar. Es decir, crear métodos, procedimientos y estructuras.

Integrar al personal. Debe saber qué personas necesita y poder elegirlas. Tiene que formarlas e integrarlas en el equipo.

Dirigir. Llevar a quienes forman su equipo con “liderazgo”.

Controlar. Hay que tener en cuenta que sólo puede controlarse lo que se ha planificado y que controlar no es medir.

Además, el directivo debe motivar, formar y conseguir la eficacia de los integrantes del/los equipo/s a su cargo.

Por eso, se deben cumplir estos tres principios:

Unidad de mando. Los integrantes del equipo dependen de la persona que sea la encargada de la gestión del equipo. Éste debe auto-gestionarse y gestionar las personas que se le asignen. La unidad de mando implica que, no debe haber nadie olvidado ni atendido en demasía, respecto al resto de integrantes del equipo.

Lealtad. Una vez establecidos los roles y jerarquías, deben respetarse. No deben alterarse las funciones de cada uno y todos deben respetarse entre sí.

Responsabilidad. Un mando siempre es responsable. Aunque delegue su autoridad, la responsabilidad sigue siendo suya. Es decir, puede y debe delegar funciones, pero no su autoridad.