Fachadas en mal estado, que terminan en peligrosos desprendimientos.

Actuación del Cos de Bombers de Barcelona, esta misma mañana, por el ya clásico problema de dejadez y abandono de las fachadas, de las fincas de la ciudad.

En este caso, en pleno corazón del Ensanche (C/ València con C/ Sicilia) y muy cerca de la Av. Diagonal, una fachada «enferma», que está empezando a morir, esperando ser revisada por un técnico, para realizar la Inspección Técnica del Edificio (ITE) y destapar el temible resultado… ¡hay que reparar urgentemente!

Como no se están realizando las inspecciones, se actúa cuando ya ha sucedido la desgracia o con mucha suerte, se llega a tiempo, si algún vecino observa la inminente desgracia y los bomberos llegan a tiempo. Como siempre, actuando después de las desgracia, cuando poco se puede hacer ya.

Con suerte, la fachada será tapada con alguna red, durante años y años, esperando que la cuenta bancaria de la comunidad de vecinos engorde, a través de las sangrías y derramas, a las que son sometidos los pobres vecinos. Mientras tanto, los elementos de protección instalados, no serán revisados y se deteriorarán con el paso del tiempo, no cumpliendo las expectativas de protección frente a un posible y muy probable desprendimiento.

Está claro, no estamos en un país que pueda plantearse prever lo que se puede evitar con tiempo. Nos gusta más gastarnos el dinero en pintar la escalera, poner una mejor antena de TV y sobretodo… ¡que funcione el ascensor! Si todo esto se cumple, ya se puede ira cayendo la fachada y sólo es cuestión de no pasar mucho por debajo.

Este es un ejemplo típico del daño ocasionado por las barandillas de perfil tubular de hierro. Además de quedar seriamente dañados los montantes verticales, por el óxido, debilitándolos hasta el punto de ser seriamente peligrosos, por no poder soportar el esfuerzo del apoyo de una persona, incluso de un niño, conducen al agua de lluvia y condensación hacia el forjado, perjudicando seriamente a su estructura y conjuntamente con el aumento de volumen, debido a la oxidación de todas las parte metálicas, rompen la obra y se produce el desprendimiento.

Afortunadamente hay soluciones para ello, pero hay que actuar a tiempo, antes de lamentarse de la desgracia ocasionada.