Marcas que han dado nombre al producto.

Hay empresas fabricantes que han sido tan influyentes en la industria, que han llegado a «dar» nombre a algunos productos. Aún no teniendo ese nombre, se ha terminado usando el nombre de la marca fabricante, sobretodo, en el argot profesional o tal y como se les conoce coloquialmente. Veamos algunos ejemplos:

En el mundo del motor, llamar «Delco» al distribuidor del encendido, es algo muy habitual, pero eso se debe a que el fabricante americano Delco-Remy (cuyo nombre es el acrónimo de «Dayton Eng Labs Co» y de ahí surgió la «Delco Remy Corp»), quien fue proveedor de piezas originales del equipo eléctrico de algunos vehículos y entre ellas, el distribuidor del encendido. Tanta influencia tuvo, que terminó por ser más frecuente llamarla «Delco», en lugar de su nombre real.

Delco Remy

Valvolina¿Quien no ha oído llamar «Valvulina» al aceite de la caja de cambios?. A principios del S-XX, algunos fabricantes de vehículos, solo recomendaban el uso de aceite lubricante de la fabricante Valvoline, en sus coches (como ocurría con el Ford T). Para recordarlo en el momento del cambio de aceite y dejar constancia de ello, se fijaba una chapa metálica en el motor, cerca de la boca de llenado, dónde se indicaba esta «casi obligación». Eso mismo ocurría en el caso del aceite de la caja de cambios, en ñas que también se añadía una placa indicándolo. Cualquier mecánico o usuario que quisiera cambiar el aceite, veía esa placa y de ahí que lograse cambiar el nombre a ese tipo de aceite, que pasó a llamarse «Valvulina».

Exactamente ocurrió con las pastillas de freno, que pasaron a conocerse como «ferodos«. Antes, el material que confecciona el forro de fricción, tanto de las zapatas de freno (de los tambores) como los discos de embrague, era una parte que se podría substituir cuando se gastaba y no se cambiaba toda la pieza, como hacemos ahora. La empresa Ferodo fabricaba esos forros y marcaba las piezas con su nombre. Fue suministradora de equipo original de algunas marcas fabricantes de automnóviles (como Austin) y llegó a tener tanta repercusión, que logró cambiar el nombre de esas piezas. Las pastillas de freno, zapatas y forros de fricción, pasaron a conocerse como «ferodos».

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De forma idéntica, el fabricante de mecanismos de seguridad «Cláusor«, cambió el nombre al selector y bloqueo de la dirección bajo llave, que empezaron a equipar muchos vehículos en los años 70. Puesto que empezó siendo algo opcional, ya que los vehículos anteriormente no disponían de ningún sistema de bloqueo de la dirección, como mecanismo de seguridad frente a un posible robo, a los que se les equipaba con ese accesorio de seguridad, se les solía añadir un adhesivo en la ventanilla del vehículo (normalmente en el deriva-brisas), dónde se advertía de ello, como medida disuasoria y preventiva.

En otro ámbito, apartado del automovilístico, el fabricante de pequeño electrodomésticos «Túrmix«, sacó al mercado un molinillo de cocina, que terminó «bautizando» a todos esos aparatos.

Es evidente que logar este fenómeno, solo se consigue operando tras una marca con excelente imagen corporativa, de gran reputación, tanta como para que se llegue a preferir, el «renombrar» algo, por aportar más valor con el nombre comercial del fabricante.