Los halogenuros metálicos, como opción válida.

Hoy leía una noticia, que anuncia que el Ayuntamiento de Valencia ha puesto en marcha el proyecto de renovación del alumbrado urbano en tres barrios de la ciudad, con la sustitución de 354 lámparas de vapor de sodio de alta presión (VSAP) de 150W y 250W por LED cálido de 3.000 °K -tal y como rezaba en la noticia-.

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Tomando la noticia como ejemplo, de algo muy extendido y recurrente, a la vez que erróneo, creo necesario hacer algunas puntualizaciones.

No es lo mismo hablar de temperatura de color de la luz blanca, que hablar de tonalidades. El vapor de sodio, emite una luz de tonalidad anaranjada, muy lejos de lo que se entiende como «luz blanca» de baja temperatura, siempre por debajo de los 3000ºK.

Muchos desprecian el uso de lámparas de descarga, en favor de las de tecnología LED. Influenciado por la feroz publicidad de muchos fabricantes y distribuidores, que abogan por ellos, en muchas ocasiones, en favor de sus intereses económicos, pero hemos de considerarla como un tipo de lámpara más, pero que no inutiliza el resto, ya que si bien es óptima en algunas instalaciones, no lo es para otras.

Halogenuro ceramico
Lámpara de halogenuro metálico de quemador cerámico

Las actuales tendencias y la imperiosa necesidad de mejorar la eficiencia energética de las instalaciones lumínicas, del alumbrado urbano principalmente, unido al punto tratado en el anteriormente, han incurrido a algunos, en cometer el error de pensar que ésto solo es posible utilizando lámparas con luminarias de tecnología LED. En absoluto es algo descabellado el substituir luminarias, de instalaciones existentes, con lámparas de vapor de sodio de alta presión (VSAP), o de vapor de mercurio (en proceso todavía de erradicación), por unas con lámparas de halogenuros metálicos. Con este cambio, podemos conseguir fácilmente reducciones en el consumo de hasta el 70%. Al cambiar las luminarias, conseguiremos una mayor eficacia y rendimiento, pudiendo practicar un decremento de 115W por punto de luz, pasando de lámparas de 150W a 35W, sin problema alguno, manteniendo e incluso superando, los niveles de iluminación. Ciertamente, debemos reconocer que el LED tiene todavía algunas deficiencias y limitaciones, y que al halogenuro, aunque le pese a alguno y no lo quiera reconocer, todavía le queda recorrido. Más, si la instalación eléctrica existente, presenta deficiencias y no se tiene previsto (o se puede) cambiar, por temas técnicos, urbanísticos o simplemente económicos. Los balastos de las lámparas de descarga, son infinitamente más permisibles y resistentes, que la todavía frágil electrónica de los drivers de las lámparas de LEDs, que necesitan de una alimentación mucho más constante, filtrada y libre de alteraciones.

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Luminaria de láparas LED

Además, el uso de lámparas de halogenuros metálicos, combinadas con la óptica apropiada, facilita la necesidad «legal» (existe normativa reguladora sobre ello) de conseguir máxima homogeneidad en la distribución lumínica, en el caso de mantener los mismos puntos de luz, que como en el caso anterior, puede estar motivado por un tema urbanístico, técnico o económico. Este aspecto se hace más dificultoso si se utilizan lámparas LED, por su especial y característica concentración del haz de luz. Por ese motivo que yo aconsejo siempre que, para proyectos nuevos, «pensemos» y proyectemos con LED, pero en adaptaciones, es obligatorio realizar un estudio particular de cada caso. Como concepción generalista, podemos decir que en las instalaciones realizadas hace más de 30 años, con luminarias de lámparas de vapor de mercurio o de sodio, la distribución de los puntos de luz, suele ser pésima (los estudios lumínicos eran muy precarios o incluso se prescindía de ellos) y en esos casos, casi siempre es mejor optar por luminarias den lámparas de halogenuros metálicos, que por unas de LED. En cualquier caso, es imprescindible estudiar cada caso.