En los años 30, la escasez de material y los elevados precios del acero, propiciaron la creación de las vigas aligeradas, como lo son las alveolares, también llamadas vigas Boyd, en honor a su creador Geoffrey Murray Boyd.
Éstas consistían en la formación de un perfil de acero, partiendo de otro de menor altura, mediante el corte de su alma y el posterior unido, tras un desplazamiento longitudinal. Con ello, se conseguía obtener un perfil de mayor inercia (resistencia) sin añadir material y por tanto, manteniendo el peso del perfil original. Esta práctica muy habitual durante la primera mitad del SXX, conjuntamente con los perfiles compuestos, como pueden ser las cerchas de celosía, quedaron en desuso al invertir la relación de costes entre material y mano de obra.
No debemos confundirlas, con las falsas vigas Boyd, sólo aligeradas, pero sin aumento de su inercia.
Yo me declaro un enamorado de ellas.