Un buen gerente de una empresa, debe ganarse la visión como líder, por parte de los componentes de la empresa y evitar a toda costa, que sea considerado como un dictador. Su credibilidad y su influencia en las personas, está en curso. Algo que que le repercute muy directamente, en su misión como timón del barco que gobierna.
En el momento que se pierde credibilidad, se pierde el control en el rumbo de la empresa y la gestión de vuelve muy inestable, provocando un fatal desenlace, de forma inminente, si no se pone remedio rápidamente.
Es muy importante, saber transmitir a los trabajadores, el rumbo que queremos que lleve la empresa, los valores que ésta debe tener y cómo el trabajador puede defenderlos. Para ello, hay que dedicar un tiempo, de forma continuada, en el que se debe hablar con cada uno de los componentes de la empresa, para ponerles en su conocimiento, el estado real de la empresa.
Deberemos comunicar los triunfos obtenidos y los fracasos que hemos tenido, sin culpar a nadie en concreto, ya que todos vamos en el mismo barco. Como buenos líderes, tendremos preparadas las soluciones optimizadas, dedicadas a cada componente, para solucionar los problemas y será nuestra aportación. Cómo gestionemos estos temas, será la imagen que demos a los demás y el concepto en que nos, por ello, sobra decir, que es de vital importancia, que lo gestionemos bien.
El gerente de una empresa, ha de ser el mayor defensor de los trabajadores y componentes de la empresa. Su visión de líder, por parte del resto de componentes, está en gran medida, en juego por este aspecto.
Jamás debe desacreditar a un trabajador, delante de un tercero (forme parte directa de la empresa o no), ya que está desacreditando directamente a la empresa que él representa y con ello, repercutiendo a la imagen que posee, tanto el conjunto de la empresa, como la de él, como directivo.
Si transmitimos confianza, daremos seguridad y seremos seguidos. Esto facilita, que todos los componentes de la empresa, remen al unísono, que es algo imprescindible, para mantener el rumbo y la estabilidad interna de la empresa. Esta estabilidad, será transmitida, por sí sola y sin hacer nada, hacia al exterior, algo que percibirán nuestros clientes y transmitirán a su entorno, propiciando inclusiones de nuevos clientes.
La gerencia implica grandes dotes como mediador, ya que resolver los conflictos, tanto internos como externos, facilitará el buen desarrollo de las actividades que se realicen en la empresa.
Aprender a escuchar y comprender, nos ayuda a poder mediar en un conflicto