Debido a los excesos de velocidad de muchos conductores, la gran mayoría de municipios se están viendo obligados a instalar sistemas de reducción de velocidad, mediante elementos adheridos al pavimento o que incluso forman parte de él, que de forma transversal, rompen la uniformidad de éste y generan una alteración en el vehículo al sobrepasarlo, tanto más violenta como alta sea la velocidad del vehículo.
Para ello, se instalan las llamadas bandas rugosas, bandas sonoras, pasos de peatones elevados, etc. Mil sistemas diferentes, ¿pero alguno realmente efectivo e inocuo para los que respetan los límites de velocidad?
Existe mucha polémica y controversia frente a ellos, que en muchos casos está más que motivada. Algunos de los principales motivos de esta controversia son:
- Ruido provocado por los vehículos al cruzarlas (sobretodo los comerciales y los remolques).
- Alteración de la inestabilidad en los motoristas.
- Alteración en la adherencia al pavimento, debido a los rebotes.
- Diferencia de afectación entre vehículos pesados (coches todo terreno, furgonetas, camiones, motocicletas de montaña…) y los vehículos más ligeros.
Esto último punto es motivo de queja, de quienes ven pasar a gran velocidad algunos vehículos, sin ser afectados, sobretodo cuando se trata de bandas rugosas y sonoras.
Pero hay un tema, que pasa desapercibido por muchos, pero que no es baladí y es el tema del consumo y por ende, de la contaminación. La falta de cultura frente a este sistema de reducción de velocidad, provoca una variación rápida de la velocidad, entre un sistema de reducción y el siguiente. Las continuas desaceleraciones (frenadas), al llegar a un elemento de reducción de velocidad y la consiguiente aceleración al sobrepasarla, llegan a aumentar en un 300%, en consumo de combustible y por lo tanto, la contaminación, con el impacto medioambiental que supone.
Si bien, en teoría, lo que se debería hacer es mantener una velocidad constante y no sobrepasar la velocidad máxima establecida, eso no ocurre y la gran mayoría de vehículos, circulan por los tramos en dónde se han instalado los elemento para la reducción de velocidad, frenando y acelerando fuertemente, entre cada uno de ellos, en perjuicio del medio ambiente y la sostenibilidad.
Como ya he comentado alguna vez, antes de poder tener «Smart Cities», debemos tener «Smart People».
- Dife